domingo, 27 de marzo de 2011

Por la cultura de los matices: nota para los amigos de fuera de España

Desde hace algún tiempo tengo abandonado este blog. El día nueve de febrero de 2010, a la vista del enfado que me venían produciendo muchos de los comportamientos de nuestros políticos, acusé constancia de que la vocación de moderación, contra viento y marea, que daba soporte al título del blog (Por la cultura de los matices) se estaba viendo resentida. Por ello, y para que los derroteros más agresivos que iban tomando las nuevas entradas no terminaran por entrar en flagrante contradicción con los principios que inspiraron su creación, opté por abrir uno nuevo con un título menos comprometido. Lo llamé Notas desde mi rincón, un título más neutro que me permite dejar libre en mis comentarios al Mr.Hyde que, como casi todo el mundo, yo también llevo dentro. La verdad es que pensaba hacerlos compatibles y escribir alternativamente en uno o en otro según el tenor de las hipotéticas entradas futuras, dejando para el viejo los comentarios más templados y conciliadores. Lo hice así durante algún tiempo -poco a decir verdad- pero, a día de hoy, lo tengo casi abandonado.

Días atrás, se me ocurrió abrir este blog y tuve la curiosidad de mirar las estadísticas de seguimiento. Al hacerlo comprobé, no sin cierta sorpresa, que el 53% de los lectores de algunas de las entradas no eran residentes en España. Entre ellos una franca mayoría eran residentes, por este orden, en los Estados Unidos (el 47% de los foráneos), Países Bajos (18%), Rusia (8,5%) y Alemania (7%). También he encontrado seguidores, en menor número, en Japón, Noruega, Francia, Reino Unido, Ucrania y algunos países latinoamericanos (éstos curiosamente en menor número). No deja de sorprenderme la procedencia mayoritaria de los lectores de este blog, Por la cultura de los matices, sobre todo si hago la comparación con la procedencia de los que han seguido algunas de las entradas de Notas desde mi rincón. En este último más de la mitad son entradas hechas desde algún punto de España y las hechas desde fuera son preferentemente de países latinoamericanos de habla hispana. La presencia de lectores norteamericanos y de países europeos es sensiblemente menor.

A la vista de estos datos, sospecho que tal vez algunos de los visitantes de Por la cultura de los matices pueden haber entrado en el blog y comprobado que, desde hace algún tiempo, está prácticamente abandonado. La estúpida vanidad que, aunque sea en pequeñas dosis, nos acompaña a quienes tenemos el atrevimiento de hacer públicos en la red nuestros puntos de vista sobre cuestiones que nos interesan, me hace suponer que pudieron no leer en su día mi propósito de abrir el nuevo blog. Por si acaso es así, y en atención a quienes tuvieron en su día la deferencia de leer algunos de mis comentarios, me permito hacer esta entrada por si cae en sus manos. Lo hago en primer lugar para agradecerles su deferencia. Y en segundo lugar para informarles de que, desde hace ya tiempo, la mayor parte de mis comentarios los vengo dejando en el blog que ahora mantengo más vivo: Notas desde mi rincón

Muchas gracias. Un saludo y buena noches.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Mayor Oreja ¿Resbalón lingüístico o juicio de intenciones?

Afirma Mayor Oreja de forma solemne e impostada-como él suele hacerlo- que Zapatero y ETA “no son adversarios sino aliados potenciales” porque el primero busca “debilitar” a España y la segunda “destruirla”. La afirmación de que son aliados potenciales la argumenta asegurando que en este momento de debilidad a ETA y sus adláteres les interesa reiniciar una negociación con el gobierno que les permita un respiro y les garantice la posibilidad de participar en las próximas citas electorales, obtener representación en las instituciones, asegurarse con ello una fuente de ingresos y obtener alguna ventaja política como resultado de la negociación. Y, por lo que se refiere a Zapatero, el deterioro progresivo de su imagen y de las expectativas electorales del PSOE que reflejan las encuestas, le haría proclive a buscar un golpe de efecto haciendo un nuevo intento de recuperar imagen, ganar las siguientes elecciones y pasar a la historia asociando su nombre al final del terrorismo en España.

Aun aceptando que pudiera darse esta coincidencia de intereses de orden táctico, que llevara a un nuevo intento de negociación con ETA, del que Mayor Oreja afirma tener indicios y no pruebas, resultaría excesivo atribuir a ambos la condición de “potenciales aliados”. Un aliado es aquel que se asocia con otro para perseguir un objetivo común acordando para ello una estrategia de actuación. No es un enemigo, sino un socio con el que se trabaja en un proyecto compartido. Y en este sentido, por más que se esfuerce Mayor Oreja en afirmarlo con toda solemnidad, ni siquiera quienes tenemos serias dudas sobre las cualidades y la capacidad de Zapatero como gobernante podemos estar de acuerdo con una afirmación tan fuera de lugar y tan falta de matices. Seguramente se puede decir del presidente que no duda en mentir o enmascarar la verdad cuando le conviene, que utiliza como pocos la demagogia, que a menudo esconde la cabeza debajo del ala ante los problemas y que es incapaz de tomar decisiones que, siendo necesarias e incluso urgentes, puedan deteriorar la imagen redentora que se ha creado de si mismo y que ha terminado por creerse. De ahí a afirmar que es un potencial aliado de ETA porque ha intentado negociar con ella buscando el fin de la violencia terrorista o porque pueda volver a intentarlo en el futuro, media un abismo. Con el mismo argumento se podría haber afirmado lo mismo de Felipe González y de Aznar cuando lo intentaron en su día sin que nadie tuviera la ocurrencia de considerarlos aliados de ETA. Particularmente no tengo la menor duda de que cada uno en su momento lo intentó con la mejor intención y considerando a ETA no como un potencial aliado, sino como un enemigo al que se pretende neutralizar o convencer de su estrategia equivocada.

Claro que lo que me resulta más difícil de digerir del discurso de Mayor Oreja es el juicio de intenciones que hace cuando afirma que Zapatero “busca debilitar a España”. Tal vez podría discutirse si la actuación política del presidente y sus gobiernos a lo largo de los últimos años ha producido un debilitamiento objetivo del país -y en algunos aspectos parece que sí- pero de ahí a atribuir a Zapatero la voluntad de buscar el debilitamiento media un abismo. Una cosa son los resultados de una gestión, que puede ser buena o equivocada en orden a conseguir unos objetivos deseables, y otra muy diferente que se juzguen las intenciones por los resultados. Es como sí, a la vista del resultado de la eliminatoria de octavos de la Champions pretendieramos atribuir al Real Madrid la condición de aliado del Olympic de Lyon porque con su actitud sobre el campo y con el empleo de una estrategia equivocada, colaboró con él en su eliminación. Está claro que los resultados no siempre coinciden con las intenciones por mucho empeño que se ponga en ellas. Y yo no tengo duda de que las intenciones de nuestros presidentes eran buenas cuando intentaron terminar con el terrorismo mediante el diálogo, incluso si, como ocurrió en la práctica, los resultados no fueron los buscados. Por eso, a pesar de todas mis reservas sobre la actitud y la capacidad de Zapatero para liderar este país en una situación como la actual, no creo que sea de recibo la ligereza con la que Mayor se permite su juicio de intenciones. Porque parece que de eso se trata, y no de un resbalón lingüístico, a la vista de posteriores declaraciones.

Buenos días y hasta la próxima




viernes, 12 de marzo de 2010

Delibes

Ha muerto pero sigue vivo. Sigue vivo en sus libros, y sigue vivo especialmente en el corazón de quienes hemos disfrutado y seguimos disfrutando de su literatura. Sigue vivo en quienes aprendimos a amar esa literatura leyendo El camino y acompañando en su aventuras infantiles a Daniel “el Mochuelo” y Roque “el Moñigo”. Y también en los que, sin ser cazadores, fuimos de caza con Lorenzo, el bedel cazador, en sus fines de semana cinegéticos. Y en los que conocimos a Nini y a “el Ratero” en su vida marginal, dentro de una Castilla marginal y en el contexto de una España marginal de posguerra. Y en los que, leyendo Los santos inocentes, reconocimos en la humillación sumisa de Paco “el Bajo” los restos del caciquismo rural de la época, y sufrimos con Azarías la muerte de su “milana” por una rabieta del amo. Y también en los corazones de los pucelanos que reconocimos parajes familiares de Valladolid y su provincia, acompañando a Cipriano Salcedo en su peripecia histórica de El Hereje, en un siglo XVI castigado por la intolerancia religiosa.

Pero no sólo vive en las novelas y sus lectores. Sigue vivo también en su discurso de entrada en la Real Academia, abierta e inteligentemente ecologista,. Y de manera especial en el sentimiento agradecido de quienes, en pleno franquismo, tuvimos el privilegio de respirar el aire fresco, libre y comprometico, que, pese a las dificultades del momento, supo imprimir al Norte de Castilla en la época que lo dirigió.

A los que, aun llevando mucho tiempo fuera, seguimos queriendo a Castilla, como la quiso siempre Delibes, nos duele particularmente la muerte física de este castellano cabal, tan sencillo y tan genial al mismo tiempo. Y digo la muerte física, porque la otra nunca podrá tocarlo.

Para sus familiares y amigos mis condolencias. Y para Germán, uno de sus hijos, con el que tuve ocasión de compartir momentos en la Universidad y en Monte la Reina, un abrazo muy fuerte.

Buenos días y hasta la próxima

sábado, 6 de marzo de 2010

El absentismo laboral como fraude social

Entre las muchas ventajas que me depara mi situación actual de jubilado la que más he valorado desde el primer momento ha sido la libertad que me proporciona para organizar el tiempo a mi libre albedrío. Resulta impagable el placer de decidir libremente la hora de levantarme cada día, incluso si, como es el caso, me levanto relativamente temprano y casi todos los días a la misma hora. Resulta agradable poner organizar mi tiempo reservando un amplio espacio para mis aficiones más satisfactorias: la lectura y la escritura. Con la ventaja adicional de que, si un día las dejo de lado por cualquier otro estímulo circunstancial, no pasa nada. Resulta también especialmente estimulante poder dedicar algún tiempo a recuperar y cultivar viejas y buenas relaciones del pasado erosionadas por el paso del tiempo y por la distancia, o dejadas de lado por las exigencias de una vida llena de avatares personales y condicionada por itinerarios profesionales divergentes.

Podría enumerar algunas otras razones que, a una persona viva y con aficiones, le depara la jubilación y que, en lo personal, me hacen sentir particularmente bien. Pero no es éste el objetivo de mi reflexión de hoy. Al contrario. Lo que trato de decir es que cada tiempo tiene su afán y que, en mi opinión, la capacidad para disfrutar hoy de la libertad para organizar y disfrutar el ocio está muy relacionada y es, en alguna medida, proporcional a la seriedad y el rigor con el que he intentado cumplir con las exigencias fundamentales de una larga vida laboral. Y una de esas exigencias es el no eludir con engaños el compromiso con la empresa o la institución en la que trabajas y no defraudar fraudulentamente a tus compañeros de trabajo o a las personas que, en el mismo, puedan depender de tí. Y es justamente esta exigencia la que se quebranta cuando, mediante fraude más o menos camuflado, se convierte en intermitente, cuando no en ocasional, la presencia en el trabajo.

Ya sé que existen enfermedades y accidentes y que algunas personas pueden tener una especial mala suerte. Por eso procuro poner sordina a mi tentación de presumir de no haber cogido ninguna baja en toda una larga vida laboral. Sé que para eso hay que tener bastante suerte. Pero quiero suponer que también algo más: por ejemplo un plus de compromiso y de sentido de la responsabilidad. Ese plus que ayuda a superar de pie algunos episodios leves en los que muchos tienden a ver una situación pintiparada para tomarse una semanita de vacaciones pagadas.

No es de extrañar que, en una situación de crisis como la actual, en que la competencia resulta clave para que cualquier empresa se sitúe en el mercado, salgan a la luz algunas estadísticas relativas al absentismo laboral que resultan especialmente desmedidas. No parece que ese absentismo, que se convierte en un sumando añadido a los costes de producción, pueda resultar un buen aliado para el mantenimiento de los puestos de trabajo de una empresa en medio de un mercado contraído en el que es preciso competir.

Ésta es sin duda una razón de tipo práctico que tal vez pueda convencer a algunos listillos de los peligros del absentismo. No sería bueno, sin embargo, olvidar la que debería ser la razón ética, la que dice que, si queremos ser exigentes en reclamar los derechos que nos son debidos, debemos ser al menos tan exigentes en cumplir lo más rigurosamente posible con nuestras obligaciones. Eso incluye asumir que un absentismo injustificado aparte de ser un fraude a la institución -que se puede traducir en efectos indeseados para uno mismo- resulta ser también un fraude para los propios compañeros cuyo puesto de trabajo se contribuye a poner en riesgo.

Buenos días y hasta la próxima

martes, 23 de febrero de 2010

Argumentarios de partido o monumento a la simplificación

Hay cosas que, por más que se repitan a menudo, no dejan de sorprenderme. Cada cierto tiempo aparecen en los medios de comunicación referencias al hecho de que los partidos políticos, al parecer sin excepción, envían a sus cenáculos instrucciones sobre como argumentar las bondades de las propuestas y la actuación del propio partido y cómo contraargumentar los posibles ataques de los partidos rivales. Los llaman “argumentarios” y representan para mi la máxima expresión de un síntoma francamente preocupante de la enajenación de la voluntad y el pensamiento de los militantes a la que tienden nuestros partidos.

Confieso que la detección temprana de esta tendencia sofocante, que pretende cercenar de forma radical las discrepancias internas en el seno de los partidos y de convertir a los militantes en fieles seguidores de una religión de partido, -incluso entre partidos que abominan expresa o tácitamente de la religión-, fue y sigue siendo una razón fundamental para mi renuncia militante a cualquier militancia partidista; una militancia que a menudo resulta ser más pragmática que ideológica. No me gustan los dogmatismos de ningún género. No me gustan los mesianismos. Me cargan los liderazgos incontestables que pierden el sentido de la realidad y que no toleran la crítica. No soporto a los que jamás reconocen haberse equivocado.

Desde esta perspectiva se entenderá la desazón que me produce el hecho de la existencia de esos argumentarios. Y no digamos ya el contenido de los mismos: una serie insoportable de simplificaciones y reduccionismos, de enfoques unidireccionales, de generalizaciones abusivas, de descalificaciones retóricas del adversario y de sofismas infumables. Pura estupidez en píldoras que, por falta de matices, resulta insultante, o debería hacerlo, para cualquiera que reivindique para sí el derecho y la capacidad de pensar por sí mismo.

Argumentarios. He aquí una de las manifestaciones prepotentes de la debilidad real de nuestros partidos, tan inmaduros que son incapaces de aceptar la crítica interna, de reconocer la capacidad de sus militantes para pensar por sí mismos y para defender con autonomía sus ideas. Triste pero real. ¿Qué le vamos a hacer?.

Nada más por hoy. Buenos días y hasta la próxima.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Grito de dolor y de esperanza

Entre dolor y angustia, sin futuro, numerosas parados, sin empleo, temen el porvenir, al que yo veo en la gama de grises, gris oscuro. Saben de largo que vivir es duro y encontrar un trabajo es su deseo. Más de esperanza es parco su acarreo, y se dan de cabeza contra un muro.

Los que gobiernan dicen que se esmeran en adoptar medidas que, aplicadas, alentar su esperanza bien pudieran. ¡Ojalá que las cosas así fueran! ¡Ojalá que por fin vengan bien dadas! ¡Quiera Dios que se cumpla lo que esperan!.

Buenos días y hasta la próxima

martes, 9 de febrero de 2010

Un rincón para Mr. Hyde


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Desde hace aproximadamente un año vengo haciendo algunos comentarios en este blog que titulé en su día "Por la cultura de los matices". Abrí el blog impulsado por la desazón que me produce desde hace tiempo la tendencia muy extendida , incluso entre gente aparentemente sesuda, a hacer afirmaciones categóricas sobre cuestiones que no las permiten, a simplificar cuestiones complejas, a categorizar lo anecdótico, a hacer valoraciones sobre personas e instituciones basandose en prejuicios ideológicos, políticos, religiosos, o de caulquier otro tipo, más que en el análisis de datos y comportamiento objetivos.
Sigo pensando que, para facilitar la comprensión, la tolerancia, el acuerdo y el pacto entre las personas y los grupos, es muy importante desterrar esos comportamientos y por eso es mi intención seguir manteniendo el blog. Pero, a medida que el tiempo ha ido pasando, me he ido dando cuenta de que no todas las entradas incorporadas en él acaban de ajustarse plenamente a la filosofía con la que nació. Me temo que determinados acontecimientos que han oscurecido el acontecer político y económico a lo largo del año, han generado en mí ciertas dosis de irritación que me han impedido distanciarme de las emociones lo suficiente como para eludir algunos juicios airados.

Siendo así, como me encuentro un poco escindido entre mi vocación de rigor y de mesura y las innumerables ocasiones que nos ofrece el día a día para el enfado, he decidido abrir un nuevo blog para dejar entrar en él las reflexiones que, por su mayor acidez, podrían resultar poco coherentes insertas en éste, que se define por su vocación de hacer reflexiones más matizadas. Así pues, a partir de ahora me desdoblaré y, dejando a Dr. Jekill seguir cultivando los matices en este blog, abriré la puerta a Mr. Hyde para que sea él quien escriba sus notas en el que abrí ayer con el título: Notas desde mi rincón. Espero no volverme loco en el intento.
Buenos días y hasta la próxima