miércoles, 30 de septiembre de 2009

Esto sí que es un buen plan de pensiones

CINCUENTA Y DOS millones de euros reserva el BBVA para suavizar a J.I. Goirigolzarri el disgusto por su cese como consejero delegado. Si,si: 52 kilos del ala; es decir, algo más de OCHO MIL SEISCIENTOS CINCUENTA millones de las antiguas pesetas!!! Un buen plan de pensiones por el que se le garantiza unos ingresos de tres millones de euros al año con carácter vitalicio. Y, por si fallece, a su seguramente necesitada hipotética viuda se le mantendrá una buena parte de esa remuneración. Y mientras tanto el G20, que tan generosa , rápida y eficazmente se aplicó para salir al paso de la crisis financiera, provocada en gran parte por una gestión temeraria y especulativa de los grandes tiburones de la banca (premiada además con bonus e indemnizaciones escandalosas), anda ahora remiso, timorato y, en todo caso lento, a la hora de proponer una legislación que induzca y regule una gestión de las entidades financieras más responsable, menos especulativa y, desde luego más exigente y menos desmedidamente generosa con sus gestores de alto rango. Es lo menos que se puede exigir a unas entidades a las que se ha tenido que ayudar generosamente con dinero público para evitar la ruina del sistema. Y no vale decir que el BBVA ha sido de los que menos han necesitado esta ayuda. No se trata aquí tanto de una cuestión cuantitativa, sino cualitativa.


El asunto llama mucho más la atención en un momento de crisis, y particularmente de crisis financiera, en que la banca está especialmente cicatera en la concesión de créditos a empresas, en particular las pequeñas y medianas, que dependen para su pervivencia de la posibilidad de realizar inversiones que les permitan mejorar su capacidad de adaptación a las exigencias de la competencia en un mercado cada vez más abierto y fluido. ¿Cuántos créditos a pequeñas empresas a punto de ahogarse podrían servir para rescatarlas de su crisis con esos 52 millones de euros? ¿Cuántos puestos de trabajo se podrían salvar o rescatar dándoles otro destino?. Pero en fin, ¿quién ha dicho que eso sea más importante que asegurar la pingüe pensión vitalicia del ciudadano Goirigolzarri?.


Qué más da si las flacas pensiones mínimas apenas garantizan la supervivencia de quienes las perciben! Qué más da si hay trabajadores en paro de larga duración que han de conformarse (y menos mal) con la limosna recientemente aprobada de los 420 euros al mes! Qué más da si los mileuristas de turno no pueden, aunque tal vez lo quisieran, abrir un plan de pensiones complementario por si llega un momento en que se deteriora el sistema público de pensiones! Qué importa si estos prohombres de la gran banca, tan generosamente pagados en sus años de actividad, han acumulado grandes fortunas, que, bien administradas garantizarían el futuro de sus hijos y nietos! ¡Qué importa!. Lo que en realidad parece que cuenta es preservar el interés personal de estos individuos que se cuidan muy bien de protegerse entre sí y con los que el poder político no quiere, no puede o no se atreve a entrar en conflicto.


Alguien podría tener la tentación de pensar que tampoco es para tanto si lo comparamos con los contratos que suscriben algunos deportistas de élite. Y, en alguna forma podríamos estar de acuerdo, pero, sin que sirva de precedente, por esta vez coincido con Pedrojota en su reflexión de hoy de “El Mundo en dos minutos”. Al menos a estos deportistas, viene a decir Pedrojota, se les paga por una actividad que hacen muy bien. Y que además, añado yo, a muchos nos entretiene y nos distrae de las preocupaciones del día a día. En cambio a J.I. Goirigolzarri, sigue Pedrojota, se le va a pagar generosamente para que se vaya a su casa, en el mejor de los supuestos premiándole por una buena gestión. Claro que, digo yo, hay que ser muy generosos, a la vista de lo que ha ocurrido recientemente con la gran banca, para que concedamos tan ingenuamente el beneficio de la duda.


Buenos días y buen ánimo pese a todo

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