miércoles, 21 de octubre de 2009

Si no fuera de pena ….

….. Sería de traca. Sujeto: Este país. Basta echar cada día una mirada ligera a la prensa para comprobarlo. Me limitaré a constatarlo con unos breves a título de muestra. Todos ellos son noticia hoy mismo.


El juzgado de instrucción nº 30 de Barcelona deja libre a Felix Millet

Para quien no lo recuerde o no lo sepa, Felix Millet es un personaje de la buena sociedad catalana, expresidente del Palau de la Música, que fue galardonado por Jordi Pujol en 1999 con la Cruz de Sant Jordi, una alta distinción de la Generalitat, “por su papel decisivo en la dinamización de las actividades del Palau”. Claro que, de paso, aprovechó para desviar, para uso propio, algunos millones de euros de las cuentas del Palau (naderías).

Pues bien, a este “altruista” benefactor de la cultura catalana el juzgado de referencia lo deja en libertad sin fianza alegando que no existe ningún “dato objetivo concreto” que indique la posibilidad de fuga. Alega que, pudiendo haberlo hecho después del registro del Palau, no lo hizo. Estupendo. Puesto que hasta ahora no lo ha hecho, démosle una nueva oportunidad.

Pregunta: ¿cuántos de los presos que están en la cárcel a la espera de juicio y que no pertenecen a la buena sociedad, catalana, madrileña o la que sea, podrían gozar y no gozan de la misma presunción? Y si no se aplica el mismo criterio, ¿cómo podemos presumir de vivir en un estado de derecho?. A no ser que aceptemos que en un estado de derecho valga decir que “todos somos iguales ante la ley, pero algunos son más iguales que otros”. Lamentable.

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Cortina y Alcocer reclaman al Estado 4,6 millones por “daños morales”

Si no estuvieramos acostumbrados a que cualquier sorpresa recibida hoy, por enorme que sea, puede ser superada mañana por otra mayor, diríamos que es prácticamente imposible imaginar más desvergüenza. Estamos hablando de los archifamosos Albertos, esos señores, en este caso de la “jet económica”, que fueron condenados en 2003 por el Tribunal Supremo como responsables de una estafa de 25 millones de euros a los socios minoritarios de Urbanor, propietaria del solar donde se contruyeron después las torres Kio. Su defensa apeló al Tribunal Constitucional y, entre su pericia generosamente pagada (faltaría más) y algún resquicio legal que resulta insoportable imaginar, consiguió que el citado tribunal, modificando su propia jurisprudencia sobre la prescripción de este tipo de delitos, anulara la sentencia en 2008.

Increíble y lamentable que así fuera y habría que pedir por ello cuentas, quizás a parte iguales, a los que hacen las leyes y a los que las aplican. Las mismas leyes se pueden interpretar de forma más o menos amplia, más o menos restrictiva y, por lo que se ve, existe en este país una irreprimible tendencia a ser particularmente bondadosos en la aplicación a los poderosos.

Claro que, si lo anterior es lamentable, la reclamación de los ínclitos Albertos es simple y llanamente una tremenda e insoportable desfachatez. No les basta con haberse llevado la pasta. No tienen suficiente con haber salido inmunes del castigo que debía habérseles aplicado. Quieren además tomarnos el pelo reclamando al Estado -es decir, a nosotros, a todos los ciudadanos- 4,6 millones de euros como compensación, pobrecillos ellos, por el perjuicio “moral” y “económico”(?) que su procesamiento les ha ocasionado. ¿Será posible semejante cara dura? ¿Cabe imaginar mayor desvergüenza? Me temo que estas preguntas no son más que preguntas puramente retóricas ya que, aunque mi primera tentación es contestar negativamente, viviendo en este país de traca, no me sorprendería que mañana nos despertáramos con otra de lo mismo y, como decíamos en mi pueblo, incluso con “copete”.

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El PNV no acudirá a la fiesta de los 30 años de Estatuto, o de desagradecidos está el mundo lleno

Muchos de los que vivimos una buena parte de nuestra vida bajo el régimen franquista, de carácter absolutamente centralista y agresivo con cualquier manifestación nacionalista, hasta considerar delito la colocación de la ikurriña y perseguir cualquier manifestación reivindicativa de los nacionalismos periféricos, desde la utilización de la lengua propia al simple uso de instrumentos musicales autóctonos, supimos muy bien en su día, y seguimos siendo conscientes hoy, del avance que supuso y supone el Estatuto de Gernika como instrumento útil para avanzar, mucho más allá de lo imaginable entonces, en el autogobierno y en el cultivo y desarrollo de la lengua y cultura propias. Por no hablar de los poderosos resortes para una gestión autónoma de la economía cuyos resultados han sido razonablemente positivos incluso en las situaciones más difíciles y complicadas.

Claro que, a pesar de todo, se puede aspirar a más, y está claro que el horizonte final de los partidos nacionalistas, incluído al menos un sector del PNV, tiene como aspiración última la creación de un estado propio. Aún así, me resulta de todo punto icomprensible que el PNV, que conoce mejor que nadie lo que de verdad ha supuesto de avance para el País Vasco este Estatuto y que, en virtud del mismo, ha estado gobernando tanto tiempo este País, tanto en el Gobierno Vasco como en Diputaciones y Ayuntamientos, por no se que razones sobre las que no quiero especular, sea incapaz de reconocer el valor que para la sociedad vasca en su conjunto ha tenido y sigue teniendo el Estatuto de Gernika, incluso si estima que puede ser mejorado. Es más, incluso si aspira a que en el futuro el Estatuto de Autonomía sea sustituído por la independencia. A cada uno ha de dársele lo que se le debe y, en mi opinión, no creo que sea precisamente el PNV de los que menos debe al Estatuto. Claro que de desagradecidos está el mundo lleno.


Pues eso. Que si no fuera de pena .... sería de traca

Buenos días y hasta la próxima

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