martes, 26 de enero de 2010

Un mix de inconsistencia y demagogia

Recojo a continuación un extracto de la agencia Colpisa según la cual la Universidad de Sevilla ha tenido a bien rectificar la tontería demagógica a la que se hacía referencia en la anterior entrada. Es el siguiente:

Sevilla, 25 ene. (COLPISA, Cecilia Cuerdo).

Las ‘chuletas’ deberán seguir en la clandestinidad. La Universidad de Sevilla ha decidido dar marcha atrás y ha anulado la normativa que permitía a los alumnos que fueran pillados ‘in fraganti’ copiando continuar con su examen. El Consejo de Gobierno de la Hispalense, no obstante, mantiene que el artículo en cuestión “no daba derecho a copiar” e insiste en que se ha malinterpretado la propuesta.

Fue el propio rector de la Universidad, Joaquín Luque, quien tuvo que salir al paso de una polémica que ha alcanzado dimensiones nacionales y reafirmar públicamente el compromiso del centro con “la recompensa al mérito y el esfuerzo y la reprobación de conductas fraudulentas”. “Si cabe la menor duda sobre eso, estamos obligados a suspender la aplicación de la norma y a revisar la redacción para que no quepan esos malos entendidos”, apostilló. …....

El rector de la Universidad de Sevilla …... explicó que la decisión de anular dicho artículo normativo se ha tomado tras un intenso debate de casi cuatro horas de duración, y que se ha vuelto a aplicar el viejo reglamento, según el cual si un estudiante es pillado copiando no tendrá derecho a terminar el examen, aunque la decisión quedará en manos del criterio del profesor......

La pregunta que me hago es la siguiente: ¿Por qué el mismo organismo que acuerda una medida porque le parece positiva para garantizar supuestos derechos del alumnado, decide al poco tiempo, sin que medie una experiencia que la valide o la muestre inadecuada, mandarla al cesto de los papeles? Porque, si no era buena ¿por qué la tomaron?. Y, si estimaban que era positiva, ¿por qué no someterla a experimentación?. Quede claro que, como ya he dejado dicho con anterioridad, la medida me parecía totalmente absurda. Es como sí a un delincuente al que se sorprende con el arma en la mano en la comisión de un delito, en lugar de detenerle para evitarlo y castigar su intento, se le pidiera amablemente la entrega de su arma y se le dejara luego seguir circulando libremente.

Con todos los respetos para el organismo de la Universidad de Sevilla que ha tomado la decisión de ida y vuelta de la normativa de referencia, me temo que, tanto en la adopción de la medida como en la rectificación de la misma, ha actuado con una enorme ligereza y con una dosis a partes iguales de inconsistencia y demagogia. Primero (quizás para labrarse una imagen falsamente progresista ante los alumnos) se dan facilidades para la trampa y para la defensa de los tramposos, con sacrificio de la autoridad del profesor (pura demagogia). Luego, ante la avalancha de críticas que han aparecido en los medios de comunicación, se renuncia con prontitud a defender ese supuesto derecho de los alumnos con el que se pretendía justificar la medida. La marcha atrás no es, pues, una rectificación sabia de una actuación que la práctica demuestra equivocada. Responde más bien a una lamentable falta de criterio, al menos tan evidente como la mostrada en la adopción de la medida. Primero se intenta complacer demagógicamente a los alumnos, especialmente a los mediocres, y luego se rectifica de forma igualmente demagógica para dar satisfacción a los medios, ante la incapacidad para soportar la crítica. Aunque la rectificación me parece oportuna, me temo que, en este caso, no estamos ante una rectificación de sabios, sino ante una rectificación demagógica de una medida igualmente demagógica, aparte de absurda.

Lo dicho. Que dios nos libre de los demagogos. Se mueven como las veletas.

Un saludo y hasta la próxima.


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